Te�ricos y pol�ticos han puesto gran �nfasis en la habilidad que tiene el capitalismo para promover el crecimiento econ�mico, tal como se mide por el Producto Interno Bruto (PIB), as� como de la calidad de vida. Este argumento fue medular, ante la propuesta de Adam Smith de dejar que el libre mercado controle los niveles de producci�n y de precio, y distribuya los recursos.
As� tambi�n sostienen que el r�pido y consistente crecimiento de los indicadores econ�micos mundiales desde la revoluci�n industrial se debe al surgimiento del capitalismo moderno. A pesar de que las mediciones no son id�nticas, aquellos que est�n a favor argumentan que incrementar el PIB (per capita) ha demostrado en la pr�ctica una mejor�a en la calidad de vida de las personas, as� como una mejor disponibilidad de alimentos, vivienda, vestimenta, atenci�n m�dica, reducci�n en las horas de trabajo, y la libertad de trabajo para ni�os y ancianos.
Tambi�n afirman que una econom�a capitalista brinda m�s oportunidades a los individuos de acrecentar sus ingresos a trav�s de nuevas profesiones o negocios que otras formas de econom�a por ejemplo en las sociedades feudales, en las salvajes o socialistas. Defensores del capitalismo entre ellos Adam Smith, Benjam�n Franklin y de los mas modernos Ludwig von Mises y Friedrich Hayek que afirman que este sistema puede organizarse a s� mismo como un sistema complejo sin necesidad de un mecanismo de planeamiento o gu�a externa. A este fen�meno se le llama laissez faire. En un proceso de este tipo el buscar ganancias es el punto m�s importante. A partir de las transacciones entre compradores y vendedores emerge un sistema de precios, y los precios surgen como una se�al de cu�les son las urgencias y necesidades insatisfechas de las personas. La promesa de ganancias les da a los emprendedores el est�mulo para usar su conocimiento y recursos para satisfacer esas necesidades. De tal manera que las actividades de millones de personas, cada una buscando su propio inter�s, se coordinan y complementan entre s� para lograr un fin determinado.
Este sistema de coordinaci�n, que se muestra como descentralizado, es contemplado por los defensores del capitalismo como una de sus mayores fortalezas. Su argumento es que permite probar muchas soluciones adem�s dicen que la competencia que existe en el mundo real generalmente encuentra una buena respuesta a los desaf�os que se les presenten. Describen que la planificaci�n central frecuentemente selecciona soluciones inapropiadas como resultado de predicciones equivocadas. Sin embargo, en todas las econom�as modernas existentes, el estado conduce alg�n grado de planeamiento centralizado de la econom�a (usando tales herramientas, como permitir que el banco central del pa�s establezca las tasas de inter�s base), evidentemente como un esfuerzo para mejorar la eficiencia, disminuir la inestabilidad c�clica, y buscar ciertos beneficios sociales espec�ficos.
Algunos defensores del capitalismo que siguen la Escuela Austriaca de Econom�a objetan que hasta este control limitado crea ineficiencias ya que no se pueden predecir actividades de largo plazo en la econom�a. Desde la Escuela Monetarista el economista Milton Friedman ha argumentado que la Gran Depresi�n de la d�cada de 1930 fue causada por pol�ticas equivocadas de la Reserva Federal de Estados Unidos.